MARTES SANTO

Martes Santo es una festividad religiosa que se celebra dentro de la Semana Santa, en la cual se conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Según la tradición cristiana, este hecho tuvo lugar el día martes antes de su crucifixión, muerte y resurrección.

Durante el Martes Santo, en muchos lugares del mundo se llevan a cabo procesiones y celebraciones religiosas en las que se recuerda la pasión y muerte de Jesucristo. Algunas de las procesiones más famosas incluyen la del Cristo de la Expiración en Sevilla, España, y la de la Hermandad del Cristo del Amor en Málaga, España.

El Martes Santo también es un día de reflexión y oración para los cristianos, quienes meditan sobre la vida y enseñanzas de Jesús, y sobre la importancia de la fe y la redención.


LECTURAS DEL MARTES SANTO


PRIMERA LECTURA


Escúchenme, islas lejanas, pongan atención, pueblos.

Yavé me llamó desde el vientre de mi madre,

conoció mi nombre desde antes que naciera.

Hizo de mi boca una espada cortante

y me guardó debajo de su mano.

Hizo de mí una flecha puntiaguda

que tenía escondida entre las otras.

El me dijo: «Tú eres mi servidor, Israel,

y por ti me daré a conocer.»

Mientras que yo pensaba: «He trabajado en balde,

en vano he gastado mis fuerzas, para nada.»

Yavé, sin embargo, protegía mis derechos,

mi Dios guardaba mi salario,

pues soy importante para Yavé,

y mi Dios se hizo mi fuerza.

Y ahora ha hablado Yavé,

que me formó desde el seno materno

para que fuera su servidor,

para que le traiga a Jacob y le junte a Israel:

«No vale la pena que seas mi servidor

únicamente para restablecer a las tribus de Jacob,

o traer sus sobrevivientes a su patria.

Tú serás, además, una luz para las naciones,

para que mi salvación llegue

hasta el último extremo de la tierra.»




EVANGELIO


Tras decir estas cosas, Jesús se conmovió en su espíritu y dijo con toda claridad: «En verdad les digo: uno de ustedes me va a entregar.»  Los discípulos se miraron unos a otros, pues no sabían a quién se refería.  Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba recostado a su lado en la mesa,  y Simón Pedro le hizo señas para que le preguntara de quién hablaba.  Se volvió hacia Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?»  Jesús le contestó: «Voy a mojar un pedazo de pan en el plato. Aquél al cual se lo dé, ése es.»

Jesús mojó un pedazo de pan y se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón.  Apenas Judas tomó el pedazo de pan, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto.»

Ninguno de los que estaban a la mesa comprendió por qué Jesús se lo decía.  Como Judas tenía la bolsa común, algunos creyeron que Jesús quería decirle: «Compra lo que nos hace falta para la fiesta...», o bien: «da algo a los pobres.»  Judas se comió el pedazo de pan y salió inmediatamente. Era de noche.

Cuando Judas salió, Jesús dijo: «Ahora es glorificado el Hijo del Hombre y Dios es glorificado en él.  Por lo tanto, Dios lo va a introducir en su propia Gloria, y lo glorificará muy pronto.

Hijos míos, yo estaré con ustedes por muy poco tiempo. Me buscarán, y como ya dije a los ju díos, ahora se lo digo a ustedes: donde yo voy, ustedes no pueden venir.

Simón Pedro le preguntó: «Señor, ¿adónde vas?» Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora, pero me seguirás más tarde.»  Pedro le dijo: «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Estoy dispuesto a dar mi vida por ti.»  Jesús le respondió: «¿Dar tú la vida por mí? En verdad te digo que antes de que cante el gallo me ha brás negado tres veces.»