Primera lectura


Lectura del libro de Isaías 50, 4-9a


El Señor Yavé me ha concedido el poder hablar como su discípulo. Y ha puesto en mi boca las palabras para fortalecer al que está aburrido. A la mañana él despierta mi mente y lo escucho como lo hacen los discípulos.

El Señor Yavé me ha abierto los oídos y yo no me resistí ni me eché atrás.

He ofrecido mi espalda a los que me golpeaban, mis mejillas a quienes me tiraban la barba, y no oculté mi rostro ante las injurias y los escupos.

El Señor Yavé está de mi parte, y por eso no me molestan las ofensas; por eso, puse mi cara dura como piedra. y yo sé que no quedaré frustrado,

Aquí viene mi juez, ¿quieren meterme pleito? Presentémonos juntos, y si hay algún demandante, ¡que se acerque!

Si el Señor Yavé está de mi parte, ¿quién podrá condenarme?


Palabra de Dios



Salmo


Sal 68, 8-10. 21-22. 31 y 33-34