DIA 27

El Espiritu Santo convence de pecado

El Espiritu Santo convence de pecado


CONVENCERÁ AL MUNDO de su error en cuanto al pecado, a la justicia y al juicio” (Juan 16:8). Solamente el Espíritu Santo puede hacernos ver nuestro pecado, nos muestra la necesidad de la justicia y la urgencia por el evangelio: de que hay juicio. Una persona no puede ser convencida de estas cosas por su propia cuenta. Se necesita al Espíritu para sacudirnos por completo.


Esto es cierto antes y después de nuestra conversión. No podemos ver nuestro pecado o la seriedad de la incredulidad antes de nuestra conversión; todos nos sentimos justos por nosotros mismos. Se requiere al Espíritu Santo para hacernos ver la dolorosa verdad; que lo hemos agraviado por pensar de nosotros mismos que somos justos y por nuestra incredulidad, y vamos a rendir cuentas de nuestra vida en el tribunal de Cristo. Incluso después de la conversión debemos tener cuidado con pensar de nosotros mismos que somos justos. Por eso es que Juan dijo, al escribirle a los cristianos: “Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad” (1 Juan 1:8). También esa es la razón por la que es bueno orar diariamente el Padrenuestro, recordando la petición: “Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos ofenden” (Lucas 11:4).


El Espíritu nos muestra nuestro pecado, pero también nos lleva a ver la necesidad de justicia; de la que solo hay dos tipos:

1. La justicia que se nos imputa cuando creemos el evangelio, llamada

fe salvífica.

2. La justicia que nos fue impartida a medida que vivimos ahora en él (Colosenses 2:6), llamada fe persistente. La justicia está conectada con la ascensión de Jesús (“Porque voy al Padre y ustedes ya no podrán verme”, Juan 16:10) en parte porque la predicación del evangelio no comenzó hasta que Jesús murió, se levantó de la tumba y ascendió a la diestra del Padre.


Pero ¿qué es el “ juicio” del que el Espíritu promete convencernos? Dos cosas.


Primero, es un recordatorio de la ira de Dios. Después de que Pablo dijo que “no me avergüenzo del evangelio” (Romanos 1:16), dio la verdadera razón por la que la gente necesita ser salva: “La ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos” (Romanos 1:18). El asunto es este: ¿Por qué ser cristiano? Algunos dicen: “Usted estará mucho mejor”. “Será una persona más feliz”. “Podrá disfrutar la prosperidad”. “Le ayudará a su matrimonio”. Y una tras otra vienen las diferentes sugerencias. Pero la razón real por la que una persona debería ser cristiana es debido a la ira deDios. El mensaje más temprano del Nuevo Testamento fue de Juan el Bautista, advirtiéndonos a “escapar del castigo que se acerca” (Mateo 3:7).


Segundo, es una referencia al Día Final, cuando el Juez de toda la tierra haga justicia (vea Génesis 18:25). Satanás es la causa de todo el mal y la injusticia en este mundo. La muerte de Jesús tomó a Satanás por sorpresa (1 Corintios 2:8) y no solamente pronunció su caída, sino que predijo el día de su juicio. La muerte fue derrotada por la muerte de Jesús (Hebreos 2:14), lo cual es la razón por la que Jesús dijo: “El príncipe de este mundo ya ha sido juzgado” (Juan 16:11). La gente a menudo pregunta: “¿No hay justicia en este mundo?”. Respuesta: Algunas veces la hay, pero no cuente con ello. “La vida no es justa”, dijo John F. Kennedy. Pero un día Dios abiertamente traerá sobre Satanás su fin. Dios explicará la razón del mal y del sufrimiento. Todo será puesto debajo de los pies de Jesús. Satanás mismo será “arrojado al lago de fuego y azufre” (Apocalipsis20:10). El Espíritu Santo convence de esta verdad, testificando que Satanás ha sido juzgado y además que su juicio viene.


Por esta razón, “todos” deberemos comparecer delante del tribunal de Cristo y rendir cuentas de las cosas que hemos hecho en el cuerpo, sean buenas o malas (2 Corintios 5:10). Por lo tanto, el Espíritu Santo convence del juicio final. El efecto que esto debería tener en nosotros es temor piadoso. Tan pronto como Pablo mencionó comparecer delante del juicio, mencionó el “temor” del Señor (“Así que estando ciertos de aquel terror del Señor”, 2 Corintios 5:11, JBS). La referencia al juicio también señala a la enseñanza que ha sido descuidada del castigo eterno. Cuando Pablo testificó delante de Félix, hablo del “ juicio venidero”. Feliz tuvo miedo. Tembló (Hechos 24:25). En tiempos de gran avivamiento a menudo hay avivamiento de la enseñanza del juicio y el castigo eterno. Y no obstante, solamente el Espíritu Santo puede hacer que esta verdad sea aterradora. Si Él no viene a un lado cuando se predica tal cosa, la gente queda sin afectarse.