Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 2, 9-13
Recuerden, hermanos, nuestros trabajos y fatigas. Mientras les predicábamos el Evangelio de Dios, trabajábamos noche y día para no ser una carga para ninguno. Ustedes son testigos, y Dios también, de que nuestra conducta con ustedes los creyentes fue irreprochable, buena y correcta. A cada uno lo seguimos como un padre a su hijo; los animábamos y los urgíamos a que llevasen una vida digna del Dios que los ha llamado a su propio Reino y gloria.
De ahí que no cesamos de dar gracias a Dios porque al recibir de nosotros la enseñanza de Dios la aceptaron, no como enseñanza de hombres, sino como Palabra de Dios. Porque eso es realmente y como tal actúa en ustedes los creyentes.
Palabra de Dios.
Salmo
Sal 138, 7-8. 9-10. 11-12ab
R/. Señor, tú me sondeas y me conoces
¿A dónde iré lejos de tu espíritu, a dónde huiré lejos de tu rostro? Si escalo los cielos, tú allí estás, si me acuesto entre los muertos, allí también estás. R./