San Patricio

Hoy, 17 de marzo, la Iglesia celebra la fiesta de San Patricio, obispo, misionero y patrono de Irlanda. El patronazgo de Irlanda lo ostenta junto a Santa Brígida y San Columba.

San Patricio es considerado tradicionalmente como aquel que introdujo el cristianismo en Irlanda en los tiempos de la expansión del Evangelio en la Europa Insular.

Ciertamente, el cristianismo había arribado años antes a la isla, pero no fue hasta la llegada de Patricio que el mensaje de Cristo pudo difundirse ampliamente y echar raíces en la cultura. Por eso, la historia ha denominado a San Patricio como “el apóstol de Irlanda”.


HISTORIA

San Patricio es el santo patrono de Irlanda y uno de los misioneros cristianos más exitosos en la historia. Era un ciudadano romano en Gran Bretaña (conocido como Patricius) quien a la edad de dieciséis años fue capturado por unos piratas y lo vendieron como esclavo en Irlanda. Escapó y regresó a Gran Bretaña, se ordenó obispo y regresó a la tierra de su cautiverio como misionero c. 432/433 EC. Se le atribuye haber extendido la alfabetización en Irlanda por medio de ordenes monásticas que estableció, además por revisar y recopilar las Leyes Brehon y por introducir al país al cristianismo. No fue el primer misionero cristiano en Irlanda, pero si el más famoso. Su influencia en las leyes y cultura de Irlanda fue enorme ya que abogó en pro de las mujeres, los pobres y esclavos mientras debatía con reyes y nobles. La fecha de su muerte se celebra el 17 de marzo, pero tanto el año de su muerte como el de su nacimiento son desconocidos.


Primeros años y cautiverio

No se sabe nada de los primeros años de San Patricio salvo lo que menciona en su Confesión (Confessio). Escribe que nació en Bannaven de Taberniae, pero su ubicación nunca ha podido identificarse. Especialistas sugieren que podría estar en Dumbarton o en Ravenglass en Gran Bretaña o en una región de Bretaña, o Escocia o Gales. Su padre era un juez llamado Calporn y de acuerdo a la leyenda su madre era Conchessa, sobrina del famoso San Martin de Tours (316-397 EC). A la edad de dieciséis años lo capturaron unos piratas y lo vendieron como esclavo en Irlanda. Algunos escritores, como Probus relatan que San Patricio fue capturado junto con dos mujeres, Darerca y Lupida, que eran sus hermanas, pero Patricio no hace ninguna referencia de ellas y Probus duda si eran hermanas de sangre. Y si existieron, Probus dice que eran 'hermanas' de fe.

En Irlanda, a Patricio lo vendieron a un cacique local llamado Miliue de Antrim (también conocido como Miliucc) quien lo mandó a ocuparse del rebaño en el cercano Valle de Braid. Sirvió a Miliue por seis años, con frecuencia arreando al rebaño casi desnudo y en todos los climas. El escritor Thomas Cahill describe su condición:

La vida de un pastor esclavo era una vida infeliz. Arrancado de la civilización, Patricio tenía como su único protector a un hombre que no valoraba mucho su propia vida mucho menos la de otros. El trabajo de estos pastores era amargamente solitario pasaban meses solos en las colinas, los contactos ocasionales, que pudieran tener les acarrearía más dificultades…. Como muchos otros en circunstancias intolerables, empezó a rezar. Nunca había puesto atención a las enseñanzas de su religión nos dice, que él nunca había creído en Dios, y encontraba a los sacerdotes ridículos, pero ahora, no había nadie a quien recurrir excepto el Dios de sus padres.

La fe de Patricio y la confianza en Dios se volvió vez más fuerte cada día. El escribe cómo, "El amor y temor a Dios aumentó más y más ante su grandeza; creció más amor en mi corazón, mi fe se afirmaba, mi espíritu se engrandecía, así que oraba cientos de plegarias al día y por la noche otras tantas. Me levantaba antes del alba, en la nieve, el frío, la lluvia y sin embargo no sentía dolor, ni tampoco era perezoso. Para ese entonces el espíritu de Dios me daba calor." Así continuo hasta que una noche recibió un mensaje en un sueño.

Una voz le habló y le dijo, "Tu ayuno fue recompensado. Te irás a casa. Mira, tu barco está listo." Patricio de inmediato escapó hacia el mar, caminó como un esclavo fugitivo más de 200 millas hacia la costa, probablemente Wexford. Trató de conseguir un lugar en un navío mercante que se dirigía a Gran Bretaña, pero lo rechazaron. Entonces, narra cómo rezó con fervor y pidió ayuda, el capitán del barco envió por él y accedió a que subiera a bordo. Tres días más tarde desembarcaron en las costas de Gran Bretaña.