Primera lectura


Lectura del libro de los Números 6, 22-27


Entonces le dijeron: «¿Quién eres, entonces? Pues tenemos que llevar una respuesta a los que nos han enviado. ¿Qué dices de ti mismo?» Juan contestó: «Yo soy, como dijo el profeta Isaías, la voz que grita en el desierto: Enderecen el camino del Señor.»

Los enviados eran del grupo de los fariseos, y le hicieron otra pregunta: «¿Por qué bautizas entonces, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?» Les contestó Juan: «Yo bautizo con agua, pero en me dio de ustedes hay uno a quien us te des no conocen, y aunque vie ne detrás de mí, yo no soy digno de soltarle la correa de su sandalia.»


Palabra de Dios



Salmo



Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8

R/. Que Dios tenga piedad y nos bendiga



¡Que Dios tenga piedad y nos bendiga, nos ponga bajo la luz de su rostro! Para que conozcan en la tierra tu camino, tu salvación en todas la naciones. R/.


Que los poblados se alegren y te canten. Pues tú juzgas los pueblos con justicia, tú riges a los pueblos de la tierra. R/.


Que los pueblos te den gracias, oh Dios, que todos los pueblos te den gracias. que nos bendiga Dios, y sea temido hasta los confines de la tierra. R/.



Segunda lectura


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 4, 4-7


Pero, cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, que nació de mujer y fue sometido a la Ley, con el fin de rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que así recibiéramos nuestros derechos como hijos. Ustedes ahora son hijos, y como son hijos, Dios ha mandado a nuestros corazones el Espíritu de su propio Hijo que clama al Padre: ¡Abbá!, o sea: ¡Padre!

De modo que ya no eres esclavo, sino hijo, y siendo hijo, Dios te da la herencia.


Palabra de Dios



Evangelio


Lectura del santo evangelio según san Lucas 2, 16-21


Fueron apresuradamente y hallaron a María y a José con el recién nacido acostado en el pesebre. Entonces contaron lo que los ángeles les habían dicho del niño.

Todos los que escucharon a los pastores quedaron maravillados de lo que decían. María, por su parte, guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar en su interior.

Después los pastores regresaron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado.

Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre de Jesús, nombre que había indicado el ángel antes de que su madre quedara embarazada.


Palabra del Señor


Dar gloria y alabanza a Dios

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