DIA 6
EL ESPIRITU SANTO VINDICA
EL ESPIRITU SANTO VINDICA
MI HISTORIA FAVORITA del Antiguo Testamento es la de José. Se le dieron sueños que indicaban que sus once hermanos un día se inclinarían ante él. ¡Su error fue contarle los sueños a sus hermanos! Decidieron matarlo, pero cambiaron de opinión y vendieron a José a los ismaelitas; no esperaban volver a verlo jamás. Pero Dios estaba con José. Fue vendido a un funcionario egipcio llamado Potifar y ganó su favor. Durante este tiempo se rehusó a los coqueteos de la esposa de Potifar, así que ella lo acusó de tratar de violarla. Fue puesto en prisión. Mientras estaba allí interpretó el sueño del copero del faraón. Años después faraón tuvo un sueño que nadie podía interpretar. El copero recordó a José, quien fue instantáneamente liberado de prisión con el fin de interpretar el sueño de faraón. Cuando faraón escuchó la interpretación dijo: “¿Podremos encontrar una persona así, en quien repose el espíritu de Dios?” (Génesis 41:38) siendo está una de las mejores referencias al Espíritu Santo en el Antiguo Testamento. José por la ayuda del Espíritu Santo interpretó el sueño de faraón, y los mismo sueños de José pronto se cumplieron. José fue hecho primer ministro de Egipto. Poco tiempo después fue que sus once hermanos vinieron a comprar alimentos a Egipto y tuvieron que ir con el primer ministro e inclinarse ante él, sin tener idea de que era su hermano. Fue entonces que los sueños de José se cumplieron a la perfección. El Espíritu Santo le trajo vindicación a José.
Uno podría decir que José fue vindicado o que la verdad de sus sueños fue vindicada. Con respecto a la vindicación—que se pruebe que uno tenía razón, especialmente cuando fue mal entendido o falsamente acusado—recuerde dos cosas. Primero, Dios solamente vindica la honestidad y la integridad y a los que están del lado de la verdad y la justicia. Por lo tanto, las personas acusadas falsamente o mal entendidas merecen vindicación solamente cuando la verdad y la justicia están de su lado. Así que si usted merece vindicación, usted la obtendrá; tarde o temprano. El salmista escribió: “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. Hará que tu justicia resplandezca como el alba; tu justa causa, como el sol de mediodía” (Salmos 37:4-6). Segundo, la vindicación es lo que Dios hace mejor. No lo prive de hacer aquello en lo que es experto. No se meta en su territorio. Si usted se entromete, solamente retrasará el proceso. Pero si le deja los asuntos a Dios, para que ponga orden y provea, Él lo vindicará en una manera en la que jamás soñó que fuera posible. Pero si la verdad no está en riesgo, no espere una vindicación. “Mía es la venganza; yo pagaré”, dice el Señor (Deuteronomio 32:35; Romanos 12:19). Esta es la prerrogativa del Espíritu Santo. ¡Pero quizá no lo haga hoy o mañana! José esperó unos veintidós años antes de que sus sueños fueran vindicados. En mi libro Perdón total señalo que la vindicación de José fue retrasada hasta que hizo cuentas consigo mismo y perdonó totalmente a sus hermanos por lo que le hicieron.
¿Está usted esperando la vindicación? Me identifico con usted. Sé lo que es ser acusado falsamente, hecho a un lado, mal entendido y calumniado. Yo recibí esto de mi propia familia: de un padre y una abuela piadosos. Eran tan sinceros como podían ser. Ellos sintieron que yo había roto con Dios. Esperé un largo, largo tiempo antes de que mi papá me dijera: “Hijo, estoy orgulloso de ti. Tú estabas bien; yo estaba mal”. Con respecto a mi abuela, ella se fue al cielo plenamente convencida de que yo había errado el blanco. En el cielo la verdad será vindicada. No es personal. Parece personal cuando somos acusados falsamente. Duele. Pero si lo que estamos defendiendo es la verdad, puede contar con esto: ¡Dios se va a involucrar! Es probable que tome tiempo. Podría ser que necesitemos hacer unos ajustes mientras esperamos. ¿Necesita usted hacer ajustes? ¿Necesita perdonar a alguien que haya sido ofensivo? José tenía muchas cosas que arreglar antes de que se le pudiera confiar la grandeza.
Usted incluso podría obtener vindicación de alguien cuya opinión a usted no le importa. No creo que la vindicación y exaltación de José por parte de faraón significó mucho para José. El corazón de José estaba en Canaán, donde vivían sus hermanos. Ser vindicado delante de ellos era más importante que ser hecho primer ministro de Egipto. Y posiblemente esa sea otra razón por la que a José se le podía confiar una posición tan alta; ¡no le importaba tanto!
Cuando se trate de limpiar su nombre, ¡deje que el Espíritu Santo lo haga! Él lo hace mejor. Lo hará en una manera deslumbrante; en una manera en la que usted jamás hubiera soñado. Pero no apresure al Espíritu Santo. Permítale hacer su propia obra a su tiempo, y usted estará muy feliz de no haber interferido.