evangelio septiembre 11 de oraciones para tu alma

Primera lectura


Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 1,15-17


Esto es muy cierto, y todos lo pueden creer, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales soy yo el primero. Por esa razón fui perdonado, para que en mí se manifestara en primer lugar toda la paciencia de Cristo Jesús, y fuera así un ejemplo para todos los que han de creer en él y llegar a la vida eterna. Al Rey de los siglos, al Dios único que vive más allá del tiempo y de lo que se ve, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Palabra de Dios.


Salmo


Sal 112, 1-2. 3-4. 5a y 6-7

R/. Bendito sea el nombre del Señor por siempre.


¡Alaben, servidores del Señor, alaben el nombre del Señor! ¡Bendito sea el nombre del Señor ahora y para siempre! R./


Desde donde sale el sol hasta su ocaso, alabado sea el nombre del Señor! ¡El Señor domina a todas las naciones, su gloria está por encima de los cielos! R./


Quién es como el Señor, nuestro Dios, que se sienta en las alturas, pero que se inclina para ver los cielos y la tierra? R./


Al pobre lo recoge desde el polvo, de la mugre retira al desvalido, R./


Evangelio del día


Lectura del santo evangelio según san Lucas 6, 43-49


No hay árbol bueno que dé frutos malos, ni tampoco árbol malo que dé frutos buenos. Cada árbol se conoce por sus frutos. No se recogen higos de los espinos ni se sacan uvas de las zarzas. Así, el hombre bueno saca cosas buenas del tesoro que tiene en su corazón, mientras que el malo, de su fondo malo saca cosas malas. La boca habla de lo que está lleno el corazón.

¿Por qué me llaman: ¡Señor! ¡Señor!, y no hacen lo que digo?

Les voy a decir a quién se parece el que viene a mí y escucha mis palabras y las practica. Se parece a un hombre que construyó una casa; cavó profundamente y puso los cimientos sobre la roca; vino una inundación y la corriente se precipitó sobre la casa, pero no pudo removerla porque estaba bien construida.

Por el contrario, el que escucha, pero no pone en práctica, se parece a un hombre que construyó su casa sobre tierra, sin cimientos. La corriente se precipitó sobre ella y en seguida se desmoronó, siendo grande el desastre de aquella casa.


Palabra del Señor.



¿Por qué me llaman: ¡Señor! ¡Señor!, y no hacen lo que digo?

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REFLEXION

El corazón está como paralizado mientras no se escucha y acepta la Palabra de Dios. Por sí mismo el corazón no produce nada bueno, pero los creyentes están llamados a extraer sin cesar el bien del tesoro que hay en su corazón.

El corazón humano se parece a una fuente; la boca es como el caño que emite las palabras del corazón, el valor de las palabras depende de lo que valga el corazón.

¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo? El «buen» cristiano ha llegado a Jesús, no solamente ha oído su palabra, sino que la ha recibido con todo su ser. El que escucha las palabras que Dios nos expresa, y no las pone en practica se asemeja a un ser que ha perdido el horizonte y vive en lo superficial y cualquier corriente de rio puede atraparlo.

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