DIA 12

EL ESPIRITU SANTO PREPARA PARA EL SERVICIO

EL ESPIRITU SANTO PREPARA PARA EL SERVICIO


CUANDO SAMUEL DERRAMÓ aceite sobre el joven David, ungiéndolo paraser el siguiente rey, el Espíritu del Señor vino sobre él con poder (1 Samuel 16:13). Pero hay una cosa que no sucedió, específicamente: una palabra profética más precisa de parte de Samuel. Si solamente Samuel hubiera dicho: “David, pasarán otros veinte años antes de que seas rey”. No. Y Samuel tampoco profetizó: “Pasarás los siguientes veinte años huyendo del rey Saúl simplemente para permanecer con vida”. Y Samuel podría haber añadido: “No te preocupes, David, esta será parte de tu preparación”. Dios no dirigió a Samuel a decir nada parecido.


Cuando Dios nos consagra a su servicio, a menudo no nos dice nada con respecto a los obstáculos o decepciones a lo largo del camino. Simplemente caemos en todo tipo de pruebas y tribulaciones. Sin advertencia. Simplemente vienen. Aprendemos por experiencia. Dios no nos lleva directamente de la A a la Z, sino de la A a la B, de la B a la C, etcétera. “Un día a la vez”, como dice el título de una canción popular de música gospel (me han dicho que es la canciónque más solicitan en los hospitales). Algunos quizá pregunten: “Ya que el Espíritu del Señor vino sobre David con poder, ¿no estaba listo para ser rey?”. No. Su unción necesitaba ser refinada. El éxito le llegó demasiado pronto a Saúl. Dios se iba a asegurar de que el hombre según su propio corazón no tuviera éxito antes de estar listo.


Quizá usted sienta que Dios le ha dado una unción definitiva. Usted ha pensado que si el Espíritu del Señor ha venido sobre usted con poder significa que está “listo para la acción”. No necesariamente. La unción de cada uno necesita ser refinada. Víctor Hugo dijo: “Como el retumbo de un poderoso ejército, tal es la fuerza de una idea cuyo tiempo ha llegado”. Yo parafrasearía eso como: “Como el retumbo de un poderoso ejército, tal es la fuerza de la unción de alguien cuyo tiempo ha llegado”. Todos tendemos a pensar que estamos listos meramente por un toque de Dios en nosotros. Los doce discípulos tontamente le dijeron a Jesús: “Sí, podemos” (Mateo 20:22). Dios conoce la verdad acerca de nosotros. Todos necesitamos más preparación. La evidencia de la unción de David vino cuando mató a Goliat (1 Samuel 17). Fue lo mejor que le sucedió a David; se ganó el favor de Saúl. Fue igualmente la peor cosa que le sucedió a David: incurrió en la ira de Saúl. Pero David estaba siendo preparado para ser el siguiente rey. Charles Spurgeon a menudo es citado diciendo: “Si supiera que me quedaran veinte años de vida, pasaría veinte de esos años en preparación”. Si su tiempo no ha llegado todavía, es porque necesita todavía más preparación.


En 1956 regresé a Ashland, Kentucky, desde mi alma mater, Trevecca Nazarene College (ahora Trevecca Nazarene University), con una unción indudable. Sabía que Dios me iba a usar algún día. Lo sabía más allá de toda duda. Pero mi padre estaba confundido. ¿Por qué había abandonado la teología de mi antigua denominación si Dios estaba verdaderamente conmigo? Le aseguré a mi padre que en un año sería totalmente vindicado y en un gran ministerio del que él estaría orgulloso. Un año después, ni siquiera estaba en el ministerio. Cinco años después estaba trabajando como vendedor de aspiradoras de puerta en puerta. No fue sino hasta 1978—unos veintidós años después, en un tren de Edimburgo, Escocia, a la estación King’s Cross en Londres—que mi padre me miró y dijo: “Hijo, tenías razón; yo estaba equivocado. Estoy orgulloso de ti”. No estoy seguro de poder haber resistido en 1956 si hubiera sabido que tendría que esperar tanto.


Dios sabe de qué estamos hechos, siempre se acuerda de que somos polvo (Salmos 103:14, NBLH). Él sabe cuanto podemos soportar y, por lo tanto, nos dirige exactamente según nuestra necesidad, nuestra medida de fuerza y lo que se necesitará en el camino. No creo que David podría haber resistido si hubiera sabido previamente que estaría huyendo por su vida veinte años. ¡Un año era suficientemente difícil! Pero todo lo que pasaría, verdaderamente sería parte de su preparación. Aprendió mucho. Aprendió el significado de la misericordia en esos años.


¿Cuántas veces Dios libró la vida de David cuando el vengativo rey Saúl estaba tan cerca de matarlo? Dios fue tan misericordioso. Esto también aparece en los salmos que estaba escribiendo. David posiblemente no sabía que esos salmos que estaba escribiendo durante esos veinte años serían parte del canon de las Santas Escrituras. Aprendió cómo ser un hombre agradecido. Esto también aparece en los salmos. Aprendió como no agraviar al Espíritu Santo y que no debería apresurar convertirse en rey antes de que el tiempo de Dios hubiera llegado. También aprendió a pelear y a sobrevivir. Estaba siendo entrenado para ser como un general en la milicia. Aprendió liderazgo y cómo gobernar a sus fieles guerreros. Sobre todo, aprendió a confiar en Dios cuando todo lo demás era completamente sombrío. David era verdaderamente un hombre según el propio corazón de Dios.


Dios se aseguró de que David estuviera listo cuando viniera su tiempo. El día vino. Resultó ser el mayor rey que Israel tuvo jamás. Valió la pena esperar. ¿Está usted esperando que venga su tiempo? Dios se está asegurando que nose embarque en cualquier oportunidad hasta que esté listo.