DIA 22
El Espiritu Santo es el Espiritu de verdad
El Espiritu Santo es el Espiritu de verdad
ALGUNA VEZ SE ha preguntado si la integridad es una virtud que está desapareciendo de la Tierra? ¿Qué le sucedió a la honestidad transparente? Simplemente ser veraz: públicamente y en privado. Decir lo que se quiere decir y querer decir lo que se dice. Cumplir con su palabra. El Dios de la Biblia es un Dios de integridad. Es imposible que Dios mienta (Hebreos 6:18). Nuestro Señor Jesucristo tiene integridad transparente. El Espíritu Santo es total, concienzuda y completamente honesto. Jesús lo llamó el Espíritu de verdad (Juan 14:17). Con respecto a Jesús, Él dijo de sí mismo que Él es “el camino, la verdad y la vida” (v. 6, énfasis añadido), y así en igualdad el Espíritu Santo es la verdad. Así como es imposible para Dios mentir, nunca olvide que el Espíritu Santo es incapaz de mentirle. Él nunca lo engañará. Jesús mismo estaba lleno de gracia y de “verdad” (Juan 1:14). La verdad significa un hecho. Significa lo que es confiable. Lo que Jesús hace y dice puede ser probado, y Él no lo dejará ser avergonzado. Cuando un milagro era realizado, el enemigo de la verdad era forzado a decir: “No podemos negarlo” (Hechos 4:16). Jesús es integridad transparente. Hoy a veces usamos la expresión “de veras”. Es lo que la gente quiere ver en los líderes, lo que la gente anhela en las relaciones: nada de engaño, ni infidelidad, sino honestidad y confiabilidad. Eso es lo que queremos en un amigo: oro puro, de veras. Jesús es eso. El Dios de la Biblia es eso: sus palabras son “fieles” (2 Samuel 7:28), “son verdaderas: todas ellas son justas” (Salmos 19:9). Así que virtualmente lo primero que dijo Jesús acerca del Espíritu Santo fue que es el “Espíritu de verdad”. Esto significa autenticidad, confiabilidad, fidelidad e integridad. También significa verdad teológica. El Espíritu Santo nunca lo guiará a un error. Lo que Él le revele usted puede creerlo y apostar su vida en ello.
Para ponerlo de otro modo, el Espíritu Santo es lo opuesto al diablo. Jesús dijo de Satanás: “No hay verdad en él [ . . . ] porque es un mentiroso. ¡Es el padre de la mentira! (Juan 8:44). El es incapaz de integridad y honestidad. Él existe para engañar. ¿Conoce el sentimiento de ser engañado? ¿Sabe lo que es aceptar a una persona, recomendarla, poner su reputación en la línea por ella y luego descubrir que lo había engañado? Eso puede ser sumamente doloroso. Jesús le dijo a Pilato: “Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz” (Juan 18:37). Pilato respondió preguntando: “¿Y qué es la verdad?” (v. 38). ¿Pilato hizo esa pregunta porque quería la respuesta? ¿Estaba siendo cínico? ¿Estaba sugiriendo que no sabía lo que es la verdad y que dudaba de si alguien conocía la verdad? Jesús quería decir que hay una verdad que es objetivamente verdadera: esto es, fáctica. El Dr. Francis Schaeffer usaba la frase: “verdad verdadera”. Él creía que la Escritura es la verdad verdadera, que es digna de confianza y fiel. Jesús creía en lo que se puede llamar revelación proposicional: que hay un cuerpo de verdad que no cambia. Así que cuando Jesús dijo que todo el que está de parte de la verdad oye su voz, es porque todos los que quieren lo que es realmente verdadero y objetivamente verdad recibirán a Jesús mismo y sus palabras. Juan dijo: “Nosotros somos de Dios, y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño” (1 Juan 4: 6). Entonces, los que tienen el Espíritu Santo en ellos serán atraídos a la verdad dondequiera que esté y estarán dispuestos a probar sus descubrimientos y su opinión con la Escritura.
En resumen: si usted tiene al Espíritu Santo, usted creerá que Jesucristo el Hijo de Dios es el Dios verdadero y que la Biblia es infaliblemente verdad. Una buena pregunta a la cual someterse es esta: ¿Por qué iría usted a la hoguera? ¿Por qué moriría? En mi vejez he concluido que lo único que predicaré es por lo que moriría. Si no vale la pena morir por ello, no vale la pena predicarlo, ni creerlo. Es verdad que hay áreas grises en las que podríamos dar una opinión; p. ej.: escatología (doctrina de los últimos tiempos) o eclesiología (su visión de la iglesia o los sacramentos). Yo no moriría por esos. Pero iría a la hoguera por lo que creo acerca de la persona de Jesucristo, la salvación, la Biblia y el Espíritu Santo. Iría a la hoguera por lo que estoy escribiendo en este libro. “Todos ustedes, en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la verdad” (1 Juan 2:20). El Espíritu Santo es el Espíritu de verdad, y eso significa que seremos guardados del error siempre y cuando tengamos la determinación de hacer la voluntad de Dios. A lo largo de cincuenta años he mantenido en mente Juan 7:17: “El que esté dispuesto a hacer la voluntad de Dios reconocerá si mi enseñanza proviene de Dios o si yo hablo por mi propia cuenta”. Esto también muestra que su relación personal con Dios—si quiere hacer su voluntad o no—determinará lo que usted crea.