Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 54,1-10
¡Grita de júbilo, oh tú, que estabas estéril y que no dabas a luz;
grita de júbilo y alegría, tú que no esperabas!
Pues mira a los hijos de la abandonada,
más numerosos que los de la casada, dice Yavé.
Ensancha el espacio de tu tienda,
sin demora despliega tus toldos,
alarga tus cuerdas y refuerza tus estacas;
porque te extenderás a derecha y a izquierda.
Tu descendencia conquistará las naciones
y repoblará las ciudades desiertas.
No temas, pues no vas a ser defraudada,
no tengas vergüenza, pues no tendrás de qué ponerte colorada.
Te olvidarás de las vergüenzas de tu juventud
y de los desprecios que te hicieron cuando viuda.
Pues ahora te desposa tu creador,
Yavé de los Ejércitos es su nombre.
El que te rescata es el Santo de Israel,
quien se llama Dios de toda la tierra.
Sí, Yavé te llama como a la esposa abandonada,
que se encuentra afligida.
¿Se puede rechazar la esposa que uno toma siendo joven?,
dice tu Dios.
Te había abandonado un momento,