Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio 6, 4-13
Escucha, Israel: Yavé, nuestro Dios, es Yavé-único. Y tú amarás a Yavé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Graba en tu corazón los mandamientos que yo te entrego hoy, repíteselos a tus hijos, habla de ellos tanto en casa como cuando estés de viaje, cuando te acuestes y cuando te levantes. Grábalos en tu mano como una señal y póntelos en la frente como tu distintivo; escríbelos en los postes de tu puerta y a la entrada de tus ciudades.
Y cuando Yavé te haya llevado a la tierra que juró darte —pues se lo dijo a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob—, con ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste, con casas abastecidas de todo lo que tú no llenaste, con pozos que tú no cavaste, viñas y olivares que tú no plantaste; cuando hayas comido y te hayas saciado, no te olvides de Yavé que te sacó de Egipto, donde eras esclavo.
Temerás a Yavé, tu Dios; a él servirás, e invocarás su nombre si debes hacer algún juramento.
Palabra de Dios.
Salmo
Sal 17
R./ Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza
Yo te amo, Señor, mi fuerza, El Señor es mi roca y mi fortaleza; es mi libertador y es mi Dios, es la roca que me da seguridad; es mi escudo y me da la victoria. R./