Primera lectura
Lectura del Profeta Baruc 5, 1-9
Jerusalén, quítate tu vestido de duelo y desdicha y vístete para siempre con el esplendor de la gloria de Dios.
Reviste cual un manto la justicia de Dios, ponte como corona la gloria del Eterno; porque Dios mostrará tu grandeza a todo lo que hay bajo el cielo.
Dios te llamará para siempre: «Paz en la justicia y gloria en el temor de Dios.»
Levántante, Jerusalén, ponte en lo alto, mira al oriente y ve a tus hijos reunidos del oriente al poniente por la voz del Santo, felices porque Dios se acordó de ellos.
Salieron a pie escoltados por los enemigos, pero Dios te los devuelve, traídos con gloria, como hijos de rey.
Porque Dios ha ordenado que todo cerro elevado y toda cuesta interminable sean rebajados, y rellenados los valles hasta aplanar la tierra, para que Israel camine seguro bajo la gloria de Dios.
Hasta los bosques y todo árbol oloroso les darán sombra por orden de Dios.
Porque él guiará a Israel en la alegría y a la luz de su gloria, escoltándolos con su misericordia y justicia.
Palabra de Dios.