DIA 40

El Espiritu Santo despertará a la Iglesia

El Espiritu Santo despertará a la Iglesia


EN LA PARÁBOLA de las diez vírgenes (Mateo 25:1-13) Jesús describe cuál será el estado de la iglesia en los mismos últimos tiempos: dormida. Laparábola está basada en una boda antigua del Oriente Medio; bastante diferente a nuestras bodas de hoy. La boda se llevó a cabo no en una iglesia ni en una sinagoga, sino en casa del novio. Podía durar un periodo de varios días. El procedimiento era este: el novio iría a la casa de la novia y la traería de vuelta a su casa donde se celebraría la boda, pero la novia nunca sabía cuando él llegaría. Extraño como nos pueda parecer, algunas veces incluso ¡podría venir a la mitad de la noche! La novia tenía jóvenes doncellas a su alrededor que llevaban lámparas. Necesitaban frascos de aceite con el fin de mantener las lámparas encendidas en caso de que el novio llegara de noche.


En la parábola había cinco vírgenes “prudentes”; ellas llevaron aceite con ellas para que sus lámparas nunca se apagaran. Las prudentes representan a los que estaban procurando su herencia. Usted recordará de un capítulo anterior que cada cristiano es llamado a entrar en su herencia. Algunos lo hacen; otros no. Las cinco vírgenes “insensatas” no llevaron aceite; ellas representan a los que no procuraban su herencia. En la parábola hubo un grito a medianoche; no a las 12:00 a. m., la palabra griega significa “a la mitad de la noche”. Se escuchó el grito: “¡Ahí viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!” (v. 6). Las diez vírgenes se despertaron; incluso las prudentes se habían dormido. Pero las lámparas de las insensatas se habían apagado, habiéndoseles acabado el aceite. Les rogaron a las prudentes: “Dennos un poco de su aceite” (v. 8), pero las prudentes no pudieron ayudarlas. Las que tenían aceite en sus lámparas entraron a disfrutar el banquete de bodas.


Una cosa importante que observar es esta: un gran despertar precede a la Segunda Venida. Será el mayor mover del Espíritu Santo desde Pentecostés; cuando la Palabra y el Espíritu se unirán como eran experimentados en la primera iglesia. Toda la iglesia será despertada, tanto los que estaban procurando su herencia como los que no lo estaban haciendo. Será un despertar que le dará la vuelta al mundo en un periodo sumamente corto. Tres observaciones:


Primero, ¡usted no sabrá que estaba dormido hasta que despierte! Usted también hace cosas mientras está dormido que nunca haría al estar despierto. Es mi opinión que la iglesia de hoy—en este periodo de “divorcio silente” entre la Palabra y el Espíritu—está en un profundo sueño. Hacemos cosas que no soñaríamos hacer si estuviéramos medio despiertos. El mundo no respeta a la iglesia, pero parece no molestarnos. Hay poco o nada de indignación por las condiciones a nuestro alrededor.


Segundo, cuando el gran despertar venga—el grito en medio de la noche— ¡todos despertaremos! Pero los que no estaban procurando su herencia estarán consternados e implorarán ayuda, pero será demasiado tarde. Los insensatos no se volverán prudentes, sino que permanecerán como eran cuando el grito en medio de la noche suceda. Serán completamente incapaces de disfrutar este gran mover del Espíritu; solamente lo observarán a la distancia, desde las líneas laterales. No obstante, los que habían estado procurando su herencia, estarán justo en medio de ello, disfrutándolo hasta el final. Tercero, este despertar atestiguará la reunión entre la Palabra y el Espíritu. El evangelio será restaurado a su antiguo poder. Por fin el mundo temerá al pueblo de Dios. Sucederán milagros como en el libro de los Hechos, incluyendo que personas serán resucitadas. La ceguera de Israel será eliminada; muchos judíos serán salvos. También muchos musulmanes serán salvos. Pero al mismo tiempo sucederá una gran persecución. Lo siento, pero no será todo diversión.


Le pregunté a un líder carismático en Inglaterra: “¿Cuál cree usted que es el movimiento carismático, Ismael o Isaac?”. Él respondió: “Isaac”. Cuando le pregunté: “¿Qué diría si le dijera que el movimiento carismático es Ismael?”. Él dijo: “Espero que no”. En mi capítulo final de Fuego santo, “Isaac”, sugiero que todo lo que hemos visto hasta ahora es descrito mejor como Ismael; para quien Dios tuvo un gran propósito. ¡Pero viene Isaac! ¡Y así como la promesa a Isaac fue cien veces mayor que la promesa a Ismael, así lo que vendrá será cien veces mayor que cualquier cosa que hayamos visto! Cuando primero hice esta declaración en el Centro de Convenciones de Wembley en Londres en 1992, no fue bien recibida. “Usted nos llama Ismael”, me dijeron los líderes carismáticos.


Pero algunas de esas mismas personas han entendido y han respaldado lo que dije. Y aun así no tenía idea de que Smith Wigglesworth profetizó lo mismo tres meses antes de su muerte en 1947. Puede buscarlo en Google y leerlo por usted mismo. En una palabra, predijo que el mayor mover del Espíritu Santo jamás visto—que eclipsará los avivamientos de Welsh y Wesley—sucederá; ¡la Palabra y el Espíritu se unirán!


Cierro este libro con una palabra consoladora y al mismo tiempo aleccionadora: el gran despertar está cerca, a las puertas. Pero no todos lo disfrutarán; solamente los que han procurado fielmente su herencia. El Espíritu Santo despertará a la iglesia. Usted puede contar con eso. El llamado vendrá cuando estemos en un profundo sueño; no lo estaremos esperando. Cuando ese momento venga, será demasiado tarde para los que no estuvieron buscando intimidad con el Espíritu Santo para disfrutar el siguiente gran mover de Dios. Me gustaría que este libro fuera una mini llamada a despertarse antes de que el gran llamado a despertar venga. Será demasiado tarde para las insensatas volverse prudentes entonces. Pero ahora no es demasiado tarde. Que la bendición de Dios el Padre, Hijo y Espíritu Santo esté con todos ustedes. Amén.


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