evangelio noviembre 16 de oraciones para tu alma

Primera lectura


Lectura del segundo libro de los Macabeos 6,18-31


Eleazar era uno de los principales doctores de la Ley, un hombre de edad y de noble aspecto. Quisieron abrirle la boca a la fuerza para hacerle comer carne de cerdo, pero prefirió una muerte gloriosa a una existencia vergonzosa y marchó voluntariamente al suplicio de la rueda. Escupió lo que tenía en la boca, tal como deben hacerlo los que tienen la valentía de rechazar lo que está prohibido, antes de comérselo por apego a la vida.

Los que presidían esa comida ritual, prohibida por la ley, lo llamaron aparte, porque conocían a ese hombre desde hacía mucho tiempo. Lo invitaron a que simulara comer la carne ofrecida en sacrificio según la orden del rey, pero que en realidad fueran carnes autorizadas por la Ley y que él mismo hubiera preparado. Al actuar así, y gracias a esa vieja amistad que los unía, se libraría de la muerte. Pero él tomó una noble decisión, digna de su edad, de la autoridad que le otorgaban su vejez y sus venerables cabellos blancos por la edad, digna también de su conducta irreprochable desde su niñez y conforme a las santas leyes establecidas por Dios mismo. Respondió que mejor lo enviaran al lugar de los muertos.

Y añadió esto: «A nuestra edad no es conveniente hacer tal cosa; muchos jóvenes podrían pensar que Eleazar, con sus noventa años, se dejó conquistar por los extranjeros. Y así ellos se descarriarían junto conmigo debido a mi doble juego, en un momento en que me queda tan poco para vivir. De esa manera atraería sobre mi vejez la vergüenza y la deshonra. Y si por ahora escapara al castigo de los hombres, no escaparé vivo o muerto de las manos del Todopoderoso. Al abandonar ahora la vida valientemente, me mostraré digno de mi vejez, y dejaré a los jóvenes el noble ejemplo de una muerte voluntaria y generosa en defensa de las venerables y santas leyes». Y así hablando, caminó derecho al suplicio de la rueda.

Para los que lo llevaban, las palabras que acababa de pronunciar no eran más que locura, y la generosidad que hacía poco habían tenido con él se trocó en maldad. Cuando estaba a punto de morir a golpes, dijo en un suspiro: «El Señor que posee el exacto conocimiento, ve cuán crueles dolores soporto bajo los golpes en mi cuerpo, siendo que podría haber escapado a la muerte; pero él ve que en mi alma los sufro con alegría por el temor que le tengo».

Así entregó la vida, dejando con su muerte un ejemplo de valentía y el recuerdo de su virtud, no sólo a la juventud sino a la gran mayoría de la nación.


Palabra de Dios.



Salmo


Sal 3,2-3.4-5.6-7

R/. El Señor me sostiene


¡Señor, cuántos son mis adversarios, cuántos los que se alzan contra mí! ¡Cuántos los que me dicen: «Ya no tienes en Dios salvación»! R. /


Mas tú, Señor, eres mi escudo, mi gloria, el que levanta mi cabeza. Tan pronto como llamo al Señor, me responde desde su monte santo. R. /


Yo me acuesto y me duermo, y me levanto: el Señor me sostiene. 7 No le temo al pueblo que me rodea, que por todas partes me amenaza. R. /




Evangelio del día


Lectura del santo evangelio según san Lucas 19, 1-10


Habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había allí un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los cobradores del impuesto y muy rico. Quería ver cómo era Jesús, pero no lo conseguía en medio de tanta gente, pues era de baja estatura. Entonces se adelantó corriendo y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por allí. Cuando llegó Jesús al lugar, miró hacia arriba y le dijo: «Zaqueo, baja en seguida, pues hoy tengo que quedarme en tu casa.» Zaqueo bajó rápidamente y lo recibió con alegría.

Entonces todos empezaron a criticar y a decir: «Se ha ido a casa de un rico que es un pecador.» Pero Zaqueo dijo resueltamente a Jesús: «Señor, voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y a quien le haya exigido algo injustamente le devolveré cuatro veces más.» Jesús, pues, dijo con respecto a él: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, pues también este hombre es un hijo de Abraham. El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.»


Palabra del Señor.



“ El Hijo del Hombre ha venido a salvar lo que estaba perdido ”

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REFLEXION


En el Evangelio de hoy Lucas nos muestra como lo que podria considerarse una dificultad facilmente se vuelve una salvación, al Zaqueo reconocer que obró mal y se compromote a dar la mitad de sus bienes a los pobres y si de alguien se ha aprovechado se compromete a darle hasta cuatro veces mas. Entonces vemos como la mirada de Jesús es capaz de convertir un pecador en un hombre misericordioso. Y nosotros con una facilidad descartamos al que es diferente y no piensa igual que nosotros, no somos capaces de entender que viven y piensan distinto porque no conocen a Dios. Si Dios nos quiere tal como somos con nuestras virtudes y nuestros defectos. Si Jesús fue motivo de conversión, esforcémonos a abrirnos a los otros, con el ánimo libre de prejuicios, e intentemos ser auténticos “prójimos” de los que nos rodean.

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