DIA 29

El Espiritu Solamente dice lo que el Padre le da que hable

El Espiritu Santo Solamente dice lo que el Padre le da que hable


QUIZÁ RECUERDE QUE en nuestro primer segmento (Día 1: “El Espíritu Santo es Dios”) mencioné que hay himnos y canciones que se dirigen al Espíritu Santo y lo alaban. Estas ponen inquietos a algunos cristianos, todo por una traducción defectuosa de Juan 16:13 en lo que probablemente sea la traducción de la Biblia en inglés mejor conocida. En muchas maneras todavía prefiero la King James. Pero ninguna versión es perfecta.


Estas palabras de Jesús, que se refieren al Espíritu Santo son: “No hablará por su propia cuenta sino que dirá sólo lo que oiga” (Juan 16:13). La versión King James en inglés es tristemente famosa por traducir este versículo como: “no hablara de sí mismo” *, que es una de las traducciones más desafortunadas en la historia de la traducción bíblica. Señalé que ha llevado a buenas personas a inferir que deberían apenas (si es que alguna vez) mencionar al Espíritu Santo, no sea que digan lo que el Espíritu mismo jamás permitiría. Esto es un error. ¡Después de todo, el Espíritu Santo escribió el Nuevo Testamento! ¡Así es como sabemos acerca del Espíritu Santo! La traducción correcta de Juan 16:13 no es que el Espíritu Santo no hablará de sí mismo, sino que no hablará “por su propia cuenta”, o “por su propia autoridad” como dice en inglés la ESV*. Esto significa que solamente comunica lo que el Padre le dice que diga. Esto es lo que el versículo significa. Nunca tema hablar del Espíritu Santo. Eso es exactamente lo que el Padre y el Hijo quieren que haga.


El Espíritu Santo, de hecho, tenía la misma relación con el Padre que Jesús tenía. Jesús dijo: “Ciertamente les aseguro que el hijo no puede hacer nada por su propia cuenta, sino solamente lo que ve que su padre hace, porque cualquier cosa que hace el padre, la hace también el hijo” (Juan 5:19). Esto significa que Jesús tomaba su dirección del Padre: qué decir, adónde ir, cuándo sanar, cuándo responder. Él no hacía nada sin recibir luz verde del Padre. Por lo tanto, todo lo que Jesús hizo fue orquestado en el cielo por el Padre. El Hijo no hizo nada por su propia cuenta. Nunca.


Eso es exactamente lo que el Espíritu Santo está diciendo de sí mismo. El Espíritu no hace nada sin la luz verde del trono de la gracia: qué decir, dónde ir, cuándo sanar, cuándo responder. Con respecto adónde ir, a los discípulos una vez “el Espíritu Santo les había impedido [“prohibido”, RVR 1960] que predicaran la palabra en la provincia de Asia” (Hechos 16:6). El Espíritu Santo estaba haciendo lo que el Padre había ordenado; por alguna razón era voluntad del Padre que no fueran allá (por lo menos en ese entonces). El Espíritu Santo no respondió: “Yo quiero ir a Asia”. Eso era impensable. Los discípulos quizá tuvieron pensamientos semejantes. Pero no el Espíritu Santo. Las personas de la Trinidad son completa y eternamente unidas. Lucas continúa: “Cuando llegaron cerca de Misia, intentaron pasar a Bitinia, pero el Espíritu de Jesús no se lo permitió” (v. 7). Dios el Padre orquestó desde el cielo todo lo que el Espíritu Santo podía decir o hacer aquí en el planeta Tierra. Ese es el significado de esas palabras en Juan 16:13. Jesús nunca dijo que el Espíritu Santo no hablaría de sí mismo. De hecho, sí habla de sí mismo.


Primero, como todo el Nuevo Testamento es inspirado al igual que el Antiguo Testamento, y sabemos que el A.T. fue escrito por el Espíritu Santo, se desprende que el Espíritu Santo escribió el Nuevo Testamento. ¡Si el Espíritu Santo no hablaría de sí mismo, tendríamos pocas, si es que alguna, referencias al Espíritu en el Nuevo Testamento! Segundo, considere lo mucho que es mencionado el Espíritu Santo en el Libro de los Hechos, comenzando con el relato de lo que sucedió el Día de Pentecostés en Hechos 2. Más tarde, cuando Pedro le respondió al Sanedrín, dijo: “Nosotros somos testigos de estos acontecimientos, y también lo es el Espíritu Santo” (Hechos 5:32, énfasis añadido). Pedro estaba indudablemente lleno del Espíritu cuando dijo eso, y hace una mención específica del Espíritu Santo.


Dicho lo cual, nuestro enfoque preeminente y último deberá ser siempre nuestro Señor y Salvador. El evangelio es central: Por qué Dios envió a su Hijo, por qué murió y por qué fue resucitado. Jamás pierda de vista el enfoque más importante: Jesucristo. Que los perdidos se van al infierno. Que los salvos— aquellos cuya esperanza del cielo es solamente la sangre derramada de Jesús— van al cielo. Eso es siempre lo principal. Pero que nadie se inhiba cuando se trate de mencionar al Espíritu. Después de todo, este libro que usted está leyendo se trata descaradamente de incrementar su conocimiento del Espíritu, además de también conocerlo, disfrutarlo y tener intimidad con Él. Esto viene por el testimonio inmediato y directo del Espíritu Santo. Finalmente, no olvide el punto esencial que Jesús está comunicando acerca del Espíritu. Jesús y el Espíritu Santo tienen en común que no hacen ni dicen nada sin la dirección del Padre. Era la manera en que Jesús ministró en este planeta y es la manera en la que el Espíritu Santo opera hoy.


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