evangelio noviembre 4 de oraciones para tu alma

Primera lectura


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 14, 7- 12


De hecho, ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor, y si morimos, morimos para el Señor. Tanto en la vida como en la muerte pertenecemos al Señor. Por esta razón Cristo experimentó la muerte y vive, para ser Señor de los muertos y de los que viven.

Entonces tú, ¿por qué criticas a tu hermano? O ¿por qué lo desprecias? Todos hemos de comparecer ante el tribunal de Dios. Está escrito: Juro por mí mismo, palabra del Señor, que toda rodilla se doblará ante mí, y toda lengua confesará la verdad ante Dios. Quede bien claro que cada uno de nosotros dará cuenta a Dios de sí mismo.


Palabra de Dios.


Salmo


Sal 26

R/. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.


El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Amparo de mi vida es el Señor, ¿ante quién temblaré? R./


Una cosa al Señor sólo le pido, la cosa que yo busco es habitar en la casa del Señor mientras dure mi vida, para gozar de la dulzura del Señor y cuidar de su santuario. R./


La bondad del Señor espero ver en la tierra de los vivientes. Confía en el Señor, ¡ánimo, arriba!, espera en el Señor. R./




Evangelio del día


Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-10


Los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharle. Por esto los fariseos y los maestros de la Ley lo criticaban entre sí: «Este hombre da buena acogida a los pecadores y come con ellos.» Entonces Jesús les dijo esta parábola:

«Si alguno de ustedes pierde una oveja de las cien que tiene, ¿no deja las otras noventa y nueve en el desierto y se va en busca de la que se le perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, se la carga muy feliz sobre los hombros, y al llegar a su casa reúne a los amigos y vecinos y les dice: “Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido.” Yo les digo que de igual modo habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que vuelve a Dios que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse.

Y si una mujer pierde una moneda de las diez que tiene, ¿no enciende una lámpara, barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y apenas la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: “Alégrense conmigo, porque hallé la moneda que se me había perdido”. De igual manera, yo se lo digo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte.»


Palabra del Señor.



Alégrense conmigo, porque he encontrado la oveja que se me había perdido.

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REFLEXION


El Evangelio de hoy Jesús nos da un mensaje muy claro cuando nos habla de la oveja perdida que Dios se esmera en encontrar o la moneda que encuentra la mujer, así mismo pasa en este tiempo, Jesús, que nos ama a todos, también a los pecadores, busca que no sigan por el camino que han emprendido, un camino equivocado que no les llevará a la alegría de vivir, la que nos proporciona Jesús. Siempre buscará a la oveja perdida, a la que se ha perdido por lugares oscuros y tristes.

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